Nación

"Siempre dije que debajo de un pino no crece nada"


(23/06)
Reportaje a Octavio Getino, director de cine e investigador de medios de comunicación y cultura, fundador del Grupo Cine Liberación y de la Escuela del Tercer Cine, junto a Pino Solanas y Gerardo Vallejo.


¿Qué reflexión te dejaron los festejos del Bicentenario?
Fue enormemente positivo porque cuando la gente, o lo que antes se llamaba el pueblo, sale y ocupa las calles toma conciencia de que tiene un papel protagónico, puede participar y hace a la autoestima y el sentido de dignidad que se ha ido perdiendo mucho en la cultura argentina en los últimos años. En ese sentido esa participación es fundamental si se quiere avanzar en un proceso democrático. Lo grave es que se quede en las casas y queda atrapada en el mensaje de los medios que lo convierten en espectador más que en actor de la historia.
Otro elemento que se puede observar superficialmente es el mantenimiento de una división grande que hay entre dos proyectos de país, uno de ellos de un establishment político, económico y cultural, que cree que los festejos fueron concentrar parte de ese establishment en el Teatro Colón, cuando para mí el verdadero templo de la cultura esta en la población, en la gente anónima, la gente mal vestida incluso pero que con alegría sale a las calles con su familia y se abrazan con los otros. Me parece que un poco es herencia de toda una historia nacional que viene desde unitarios y federales; peronismo y anti peronismo; etc; etc. Y esto quedo muy reflejado, mientras en el Colón yo vi que era un espectáculo de autocomplacencia de la gente que participaba del mismo, sin otro sentido que ese, lo que ocurrió en la Avenida 9 de Julio y alrededores era un espectáculo participativo, democrático y popular que tenía un sentido, no solo federal sino también latinoamericano. En el otro se perdía todo eso y muestra otro modelo de país que sigue enfrentado lamentablemente y que quizás lo que reflejado en este Bicentenario pueda hacer repensar a alguna gente que hace falta un reencuentro entre los argentinos en lugar de mantener estas divisiones. No soy muy optimista en este sentido pero siempre apunto a que eso ocurra.

¿Tiene alguna hipótesis sobre la gran cantidad de gente que se volcó al festejo superando toda expectativa previa?
Yo pienso, como diría Scalabrini, que hay un subsuelo de la historia que esta ahí que no aparece en los medios y que no aparece a primera vista, un movimiento subterráneo que esta en el inconciente colectivo de las grandes masas argentinas y que cuando se dan algunas coyunturas especiales revienta, vale decir, lo que estaba por debajo de la tierra aflora y hace pensar al establisment, sea del signo político que sea, que las cosas no se pueden manejar arbitrariamente desde arriba sino que hay que atender a estas inquietudes y estas problemáticas junto a la población.
Creo que se dio en esta coyuntura del Bicentenario que afloro todo el sentido patriótico, pero no con un sentido chauvinista, sino con una visión real y latinoamericana, con una recuperación de lo que tiene que ver con la cultura nacional. Todo esto salió a la luz y probó que la gente asiste a un momento de alguna manera promisorio y que se siente bien y quiere sentirse mejor, sin partidismos pero mostrando la voluntad de acompañar un proceso que se desarrollo a través de las políticas del gobierno.

¿Cómo te parece que tomo la gente la propuesta ideológica de estos festejos?
Creo que lo tomo favorablemente y que sirvió para ratificar la confianza en que las cosas se están llevando bien a cabo, no solo técnicamente, porque a mí me asombró el despliegue de nuevas tecnologías audiovisuales, me sorprendió ver el espectáculo de teatro de vanguardia con carrozas y demás, sino que sirvió para ratificar la confianza en un proceso que debe continuar, perfeccionando esas cosas que son incorrectas o insuficientes, pero que es una especie de espaldarazo a una política nacional y yo creo que dejo de lado a una serie de propuestas o mejor dicho, sin propuestas, a todo ese que tipo de ideas que ven el Apocalipsis cada poco, que no tienen nada de visión positiva de lo que esta ocurriendo. Yo creo que acá, y esto lo digo muy personalmente, en los años ´50 o ´60 se hablábamos de los gorilas, pero los gorilas eran seres que uno miraba con bronca pero al mismo tiempo con humor porque venía de un programa político como era la Revista Dislocada, pero todo lo que ha ocurrido en las últimas décadas, particularmente con posterioridad a la última dictadura militar, con el tsunami cultural además del político y económico que hundió al país, hizo mutar a los que eran los gorilas en lo que yo llamo los buitres, ya no son solo los fondos económicos sino que son los medios buitres; los políticos buitres; los intelectuales buitres y a diferencia de lo que antes era el gorilaje, el buitre vive de la carroña y para esto necesita que exista la carroña, entonces su interés y deseo mayor es que el país se hunda en la carroña para seguirse alimentando. Es una visión que tengo y que de alguna manera pinta parte del panorama que se esta viviendo.

Una pregunta que es inevitable, ¿Qué opinión le merece la actitud adoptada por Pino Solanas y su movimiento Proyecto Sur con respecto del gobierno?
Ahí me hacen entrar en un campo medio conflictivo, por un lado esta lo que como cineasta y como amigo compartimos años atrás, yo soy el padrino del hijo de Pino y él es el padrino de mi hija mayor. Fueron doce años que compartimos por los que le tengo una gran estima no exenta de conflictos propios que se viven en cualquier proyecto político y cultural. Si Pino se mantuviese en lo que es la vida en lo que es en el planteo ideológico y cultural, creo que hay un diálogo que puede ser muy promisorio con él y con compañeros como él, ahora cuando quiere saltar a lo político, donde se incide en cambios más directos que afectan ya directamente a la sociedad y a la gente, uno tiene que tomar posiciones que son distintas y en ese sentido creo que el Proyecto Sur es algo que distrae y que esta destinado a quitarle apoyatura a lo que es este proyecto nacional encabezado por el gobierno actual, y que la mejor manera de desarrollar un proyecto como ese es el de intervenir críticamente pero positivamente tratando de enmendarlo y corregirlo en aquello que se puede pero no pasándose a la banda de lo que llamo los buitres o los medios buitres, que se van a alimentar de él y de ese proyecto.
Dentro de su proyecto hay compañeros que provienen de organizaciones sociales y sindicales y a esos si los respeto más porque evidentemente han desarrollado un trabajo de organización, son representativos orgánicamente de sectores sociales, a diferencia de Pino que por su propia labor en el campo de hacer películas, nunca ha podido organizar nada en ese sentido. A mi me llama la atención y con preocupación, que él tenga la idea de seguir avanzando hacia espacios de poder sin haber demostrado en ningún momento una capacidad organizativa para hacer de la política un instrumento que vaya de lo posible a lo deseable y que no quede solamente en lo deseable sino terminamos hablando verborrágicamente. Pino creo que puede servir muy bien de legislador pero no creo que ese proyecto tenga facultades de incidencia política porque creo que sería un nuevo engaño para la gente como lo han sido otros proyectos similares. Recuerdo a Zamora que lo intento; a la pitonisa Carrio, pero hablar es fácil, el tema es cuando no hay una experiencia de organización; de gestión; de haber desarrollado asociatividad real y seria. Eso me preocupa y no por Pino sino por la gente, particularmente los más jóvenes que no tienen mucha experiencia y están incómodos con la dirigencia política actual, con razón a menudo, y que no conocen la historia de todo este proceso.
Pino es respetado como cineasta, como hombre que desarrolla un pensamiento ideológico, supuestamente lo hace desde una visión latinoamericana, pero bajar de ahí para abrazarse con los buitres que le dan cámara y prensa, de profiláctico, hay un largo trecho.

Según su opinión, ¿qué es lo que le hace intragable a Pino Solanas el proceso que lleva adelante este gobierno?
Hay problemas de carácter personal que hay que medirlo también en la política. Creo que cuando se analiza al adversario o al no adversario, siempre se analizan sus ideas; sus negocios; sino también el carácter psicológico de los personajes, que a veces es tanto o más importante que las ideas o los intereses que tienen. Uno puede cambiar hasta de ideas políticas pero no puede cambiar de carácter, y en este sentido hay varias figuras que uno sabe que tienen caracteres autoritarios y que buscan poder, casi mesiánicos, y pienso en Carrió e incluso en el compañero Lozano. Son aquellos que se ponen a hablar de todo y no tienen ninguna duda de nada y tratan de usar a los demás en función de esas ideas y el que no esta de acuerdo esta en la vereda de enfrente. Eso nosotros lo vivimos en los ´70 con grupos de ultra izquierda e incluso dentro de Montoneros donde ese mesianismo estaba casi a un nivel fundamentalista y religioso, estaba enclavado en el carácter de algunos compañeros, y eso es muy difícil de cambiar. Con respecto a Pino no creo que cambie en ese sentido como no creo que cambien algunas figuras que están hoy buscando espacios de poder. Es una lástima pero es una realidad.
Me gusta Pino pero siempre dije que debajo de un pino no crece nada, lo único que hay son pinochas y si se le pone un fosforito arden y no queda nada. Esto sin invalidar el aporte que puede dar Pino en cuanto a la cultura y al cine, sino que va a tener muchas dificultades y le auguro confrontaciones muy fuertes con otros compañeros que forman parte del grupo que están organizando porque tienen también las mismas características personales, por lo que apostaría a que va a haber cortacircuitos a corto plazo. No tanto por las ideas sino que hay gente que aspira a tener poder y que los demás se lo acepten sin ningún pensamiento crítico.
Esto es parte de la historia de Pino y de otros personajes que andan ahí dando vueltas

 
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