Nota de Tapa

Indignados… ¿Pero de qué y de quién?
*Por Hugo Delgado

En Grecia reclaman por el sometimiento del pueblo a los intereses de los bancos, igual que es España donde aplican recortes a los sueldos y jubilaciones; despiden a miles de trabajadores y entregan a la banca privada miles de millones de euros.

También en Inglaterra los indignados ganaron la calle.

Los ocupas de Wall Street muestran la profunda indignación de los ciudadanos estadounidenses ante el desmesurado lucro de las corporaciones y en Italia; Alemania; Francia y el resto del “mundo civilizado” se suman por doquier las manifestaciones de “los de a pie”, los blancos móviles de la nueva crisis neoliberal que tienen todos los números para ganarse la aplicación de ajustes y una buena dosis de miseria y marginalidad.

¡Y está bien!

No somos pocos los que nos preguntábamos desde hace ya bastante tiempo ¿hasta cuándo se la van a bancar?

Es saludable y verdaderamente esperanzador que desde estas sociedades anestesiadas por el confort mismo se levanten voces que reclamen un alto en la depredación.

Curiosamente se trata de los países centrales, de aquellos desde los cuales una veintena de años atrás (y un poco menos también) se ordenaba esos mismos ajustes y desguaces en nuestros países donde ahora aplican sus propias recetas ya fracasadas de hambre, miseria y marginación.
Mientras desde Argentina y América Latina miramos como en medio de un deja vu en medio de una época de relativas bonanzas basadas en la aplicación de políticas distributivas y economías neokeynesianas como Europa y Usamérica parecen a punto de estallar como ocurrió en estos pagos a principios de los dos mil, algunos conspicuos miembros de la intelligentzia vernácula todavía siguen reclamando de manera patética una vuelta al horror.

Mientras en la Puerta del Sol y las calles de Atenas los indignados españoles y griegos reclaman por que no se sigan cerrando las fuentes de trabajo y no se siga aplicando un ajuste inhumano, los indignados argentinos reclaman libertad. Libertad de mercado y de especular en dólares.
En una Argentina que aún está muy lejos de ser la sociedad ideal, si es que una sociedad capitalista puede serlo de alguna manera, pero que ha avanzado notablemente en la resolución de sus contradicciones más escalofriantes y aún lo sigue haciendo en aquellas aún pendientes, los representantes de cierta izquierda intelectualoide y claramente antipopular siguen jugando a los rebeldes y para ello se asocian con personeros de lo peor de nuestra burguesía, la represión y el terrorismo de estado para hacer su revolución.

Curiosamente una revolución que tiene como principal característica su contenido contrarevolucionario, entendiendo por esto la falta de autenticidad, de honestidad, pero por encima de todas las cosas de Pueblo.

Supuestos revolucionarios que no pueden ocultar su gesto de desprecio y fastidio ante la más mínima expresión de lo popular.

 
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