Nación
"Hay otro proyecto que no es nacional ni es popular"
(09/09) El dirigente gremial Julio Piumato habló claramente con El Pueblo Nuevo sobre la confrontación del gobierno con sectores de la oposición que representan a sectores concentrados de poder.
¿Recién ahora se empiezan a ver a los verdaderos enemigos de este proyecto que comenzó en el 2003?
Porque lo que consiguieron los enemigos de la Argentina es imponer su modelo excluyente, que como no puede ser de otra manera se imponen por la confusión, porque nunca pueden tener el aval de las mayorías, por lo que se desdibuja lo demás, entonces queda todo mezclado y esa es la estrategia de los que quieren un país excluyente. Ahora que se empieza a modelar un proyecto nacional y popular evidentemente pone al descubierto a quienes no están con esa construcción colectiva.
Como dice la Presidente que si hay un proyecto nacional y popular de país, quiere decir que hay otro proyecto que no es nacional ni es popular, y eso va separando la paja del trigo. Aunque la intención de los enemigos de la patria Argentina, esos que quieren un país para pocos, siga siendo persistir en la confusión, por que es la única manera de tener aspiraciones o posibilidades electorales, por eso embarran la cancha constantemente, porque si las cosas estuvieran claras jamás un proyecto de las minorías puede ganar una elección limpia.
Parece que así como tardamos 30 años en darnos cuenta que la dictadura no era solo militar, hoy ocurre lo mismo y que falta darnos cuenta que detrás de muchos de los sectores de la oposición están los mismo artífices que estuvieron entre bambalinas en la dictadura.
Si, todos los poderes económicos concentrados que como nunca en la historia han ganado plata y sin embargo juegan en contra, arrastrando a sectores empresarios que parece que quisieran volver a cometer el mismo error que cometieron hace 30 años jugando por un proyecto que no los incluía.
Pareciera que quieren volver a repetir la misma historia, por como fue tan artera la forma de aplicar las políticas liberales para destruir ese proyecto colectivo que es el peronismo, hoy se han quedado sin discurso. No pueden elaborar ni articular el conjunto de ideas de lo que quieren hacer en la Argentina, porque la verdad es que lo que quieren hacer es repetir lo que se hizo en las últimas décadas, volver a una Argentina para pocos.
Como ya tomaron todas las medidas que podía tomar y fracasaron, ahora se han quedado sin discurso. Los voceros de esos poderes, que son las claques de esa verdadera Armada Brancaleone, los dirigentes políticos de la oposición, dejan cada vez más en claro cuáles son los intereses que defienden, que son los de los dueños del poder que están detrás de ellos.
Más que nunca esto está quedando en claro en la Argentina, porque en la dictadura siempre trataron de ocultar a los verdaderos responsables. Yo siempre recuerdo que estaba preso pero cuando cae Martínez de Hoz en 1981, nosotros en la cárcel sabíamos que era el principio del fin de la dictadura, porque no era un mero ministro de economía, era un cuadro de conducción no solo ideológico. Conducía el proyecto de la dictadura. Hay que ir a los archivos y ver que cada vez que había conflictos entre los miembros de las fuerzas armadas y el plan económico, se reunían en el Edificio Libertador y Martínez de Hoz se sentaba, les bajaba la línea y salían todos con el mismo discurso.
En esos años a los que dirigían el proyecto de la dictadura los taparon. Cuando vuelve la Democracia con Alfonsín se hizo en cataratas un de esos coloquios de ideas y ahí bajo Rockefeller, sin pasar por Buenos Aires, y reunidos con los enviados del gobierno les dijo que con los miembros de las juntas no había problema si los querían meter presos, pero a “los muchachos”, como les decía él, no se los toca. Estos “muchachos” eran Martínez de Hoz; Klein y toda la flor y nata de los famosos “Chicago Boys”, que fueron los que dirigieron la política Argentina durante la dictadura.
Esto demuestra hasta que punto son responsables. Por ejemplo a Cavallo lo siguen preservando y fue el gran responsable de lo que ocurrió de 1989 al 2002, la última debacle del modelo.
Hoy han quedado más expuestos y es un buen síntoma, porque contribuye a neutralizar esa maniobra de confusión de la que hablábamos.