Nación
Marcha de la bronca
El Pueblo en la calle reclamando democratizar la información
Texto: Hugo Delgado - Fotografías Daniel Bermellón
(19/04) Muy pocos hubieran pensado luego de las elecciones del año pasado que el gobierno tomará nuevamente la iniciativa como lo ha hecho merced a la Ley de servicios Audiovisuales, entre otras.La iniciativa surgió en principio como una propuesta de grupos autoconvocados de televidentes del programa 6, 7 y 8, los que de hecho se reunieron en principio una semana antes.
Casi en paralelo un amplio espectro de sectores convocó a una nueva concentración, con movilización posterior, desde el Congreso Nacional hasta la sede de la Suprema Corte de Justicia.
La movida comenzó casi silenciosamente, pero poco a poco el tejido social que convocaba fue haciéndose más evidente y dejando al descubierto la importancia que han cobrado las redes sociales como Facebook para este tipo de actividades.
Desde las quince horas comenzaron a llegar los primeros manifestantes al Congreso, que fueron convirtiéndose en multitud con el correr de las horas, hasta superar holgadamente las 50.000 almas al llegar la hora de la convocatoria.
Gremios, ONGs, organismos de Derechos Humanos, asociaciones de radios, agrupaciones políticas y por sobre todo una inmensa marea de personas sin núcleo convocante alguno se dio cita reclamando que se aplique la Ley.
Tan grande fue la magnitud de la convocatoria que ni siquiera los grandes medios de los Oligopolios que so oponen a la democratización de la información pudieron soslayarla.
Así Clarín minimizó la cifra y refirió la cantidad de asistentes en menos del 40 %, mientras que La Nación y Crónica siguieron profundizando su despegue de la línea Clarín, a la que podríamos llamar halcones.
Lo cierto es que en pleno Siglo XXI, y mucho después del premonitorio Fin de la Historia de Fukuyama ciertas cuestiones parecen haberse relativizado.
Una de las más importantes la inherente al tema de la movilización, un tabú instalado en el imaginario social que hasta hace poco impedía imaginar otra forma de manifestación que a través del encendido de un televisor.
Actualmente, y ya quedó demostrado el pasado 24 de marzo, la gente se autoconvoca sin necesidad de micros, choris ni dinero y los punteros se ven reducidos en muchos casos a convidados de piedra en una estructura social que parece haber prescindido de ellos.
Lo cierto es que en el escenario actual, y tal vez más por el abuso de la oposición y los medios, el gobierno tiene una vez más la iniciativa y los grandes órganos de prensa de los Oligopolios llegan a su máximo valor de descrédito.