Reportaje:
Norman Briski
Actor, director, dramaturgo, maestro y militante.


"Vivímos una sociedad que sufre através de lo comunicacional"


Pasaron veinte años de la última entrevista que te hice…
Pero veinte años no es nada.

Hace veinte años nos decías que “los alimentos provocan a la gente desde las góndolas”, ¿en qué cambio la Argentina en estos veinte años?
En ese sentido no mucho. Siguen siendo una provocación, mas, digerida si se quiere, pero no queda otra. Si querés comer tenes que ir a afanar las góndolas de alguna de esas empresas multinacionales.
Hay mas entrega frente a eso y parece que no tiene remedio. Da una impresión que los supermercados y la comida está en manos de las multinacionales.
La comida la hace la tierra y nuestra gente, le ponen un sello extranjero y nosotros compramos casi como diciendo ¿Dónde esta la oferta?. Y sos pícaro cuando compraste el arroz seis centavos más barato y sabemos que hay 8 millones de personas que tienen dificultades frente a la góndola.

¿Cómo ves a la gente hoy en comparación con aquella época donde las utopías todavía parecían posibles?
Las utopías siguen siendo imposibles para mí. No serían utopías si fueran posibles.
Yo he cambiado y creo que hay que terminar con las utopías y tener una idea muy real de la sociedad y alentar lo distinto, lo rebelde y lo fuera de lo común.
De aquel entonces hasta ahora han cambiado cosas extraordinarias como el tema de los Derechos Humanos; que claramente el ejército argentino ha sido debilitado en su factor de poder para manejar la política Argentina. No se hasta cuando y hasta cuanto esta debilitado, pero por ahora es un enemigo más debilitado del que teníamos entonces.
Ha cambiado también el reconocimiento a las luchas populares, no como denuncia de “miren lo que paso en la Argentina con gente que era anti imperialista y anti capitalista”, sino la reivindicación humanista del porque mataron tantos jóvenes.
La Declaración de los Derechos Humanos no tiene una dirección hacia la liberación, sino hacia un humanismo considerado como progresista.

Vivimos en una sociedad rara que ahora se preocupa por los muertos por la gripa A y no por los chicos que mueren por causas evitables y que son miles. Una sociedad que sufre a través de lo comunicacional.
Son 25 los chicos que mueren por día y ni siquiera tienen nombre y apellido. Es como si los tiraran a las cloacas. La obra de Pavlovsky “Solo brumas” toma ese tema.
No se porque el gobierno, que siendo bastante inteligente en ver algunos aspectos para reparar en lo social, no tiene la menor atención a este tema. Están muy metidos con sus problemas con el campo; con esta derecha que crece día a día; y no se preocupan por los sectores populares ni tienen la impronta de decir que “de la plata que tenemos pongamos un veinte por ciento y tratemos la pobreza sin pedir nada a cambio”. A mi me parece un error muy grave.
Yo soy un tipo de 72 años y de los reformismos estoy con las bolas llenas. No soy más judío, ni peronistas, ni reformista, y probablemente, si tengo el coraje, me empezaré a definir como anarquista.

¿Cómo sentís que evoluciona la sociedad con respecto a vos y a tu obra?
Involuciona. Como se entiende sino que el país que tuvo a Wagner, a Marx, a Beethoven y a toda esa gente, va a parar al nazismo. A eso no se le puede llamar evolución.
Pareciera que el que tiene la razón es Foucault. Pueden hacer lo que quieran de la humanidad con el capitalismo, un día, el menos pensado, se la van a ver. Pero es una discontinuidad imprevisible.
El mejor ejemplo es que vos podés estar con tu señora y tus chicos a los que querés muchísimo, un día se arma una podrida que vos hubieras apostado un millón de dólares a que no podía pasar y pasa. Te enamorás de otra chica y vos no lo calculaste nunca. ¿Porqué no podemos pensar que la historia es así?.
Lo mejor que tiene la historia humana es la imprevisilidad. A veces te la da por la cabeza y a veces te la da despertando en una hermosa fiesta.
¿Cómo se produce esa discontinuidad?; ¿Cómo hago un éxito en teatro?; ¿Cómo se que mi señora me va a seguir queriendo mucho toda la vida?
Como diría Bretch, vivamos en esa incertidumbre cotidiana y tratemos por todos los medios de tener suerte de que nos vaya bien.

Nombraste algo que me parece clave, dijiste “dejé de ser peronista”. ¿Qué es ser peronista hoy y hacia donde se va siéndolo?
Ser peronista hoy es tener la esperanza de que vuelva aquél peronismo. El de Perón y Eva Perón. O sea que es la añoranza de un peronismo que no pudo ni supo como saltar el charco del reformismo. Que quedo ahí, le dio el techo y ya está.
Entonces yo con 72 años no puedo estar en lo mismo. Aunque no sea más peronista hoy no se que mierda soy, pero eso ya lo probé; ya lo viví y ya murieron muchos compañeros. Entonces vamos a ver si pensamos otra manera.

Y lo otro que dijiste que “ya no soy judío”. ¿Cómo se hace para ser judío con lo que está pasando en Palestina?
Con un estado que está matando 50, 60 o 70 palestinos por día de la manera más arbitraría y genocida que se pueda imaginar. Entonces ¿cómo?. ¿Es el pueblo judío de los Macabeos?, no. ¿Es el pueblo peronista de la revolución?. Tampoco. Entonces porque tengo que seguir tradiciones que hoy no son liberadoras ni revolucionarias.
Lo único que me cuesta más es dejar de seguir siendo de Independiente, pero si siguen jodiendo así… Independiente se llama a así porque se independizó de otro equipo y fue el ejemplo de una alternativa nueva.
Yo fui y sigo siendo un militante de la búsqueda de alternativas nuevas fuera de la burocracia; fuera de estos gobiernos que no saben cómo administrar ni gobernar a sus propios pueblos.
No se cuál es porque no me da la cabeza. Tampoco se cuando ni cómo pero puede ser en cualquier momento.

Tenés 72 años pero seguís siendo un tipo joven. ¿Qué le drías a los otros jóvenes de menos de 72?
Que para seguir siendo jóvenes hay que hacer lo que te gusta.

 
© Diseño producciones BM