Nación

“Hoy nos reclaman capacitación y trabajo”

El licenciado Marcelo Kowalczuk, Director Nacional de Educación Social y Popular del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, se refirió al cambio de paradigma surgido en el país a partir del año 2003.

¿Es un área en la que se empezó a trabajar con este gobierno la de la educación popular?
Es un área que se crea con la gestión Kirchner. Como una iniciativa de nuestra Ministra, la Dra. Alicia Kirchner, que básicamente tiene que ver con un nuevo enfoque de la política social. Históricamente y más en los años ´90, cuando uno hablaba del Ministerio de Bienestar Social lo asociaba con entrega de recursos para paliar la pobreza, para la asistencia inmediata. Entrega de mercadería; chapas; colchones o subsidios para situaciones de emergencia. Era un ministerio para asistir la emergencia y para casos puntuales. A partir del 2003 se cambia el paradigma de la misión de la política social, y se plantea que lo central es la creación de empleo, que es lo que integra socialmente a los ciudadanos, y todo lo que tengan que ver con la capacitación de los actores sociales que llevan adelante ese tipo de iniciativas.
Nosotros somos un área de capacitación del Ministerio, que trabajamos todo lo que es capacitación oficios; distinto tipo de iniciativas de formación en oficios populares, desde organizaciones; municipios; sindicatos y demás.
Puntualmente en Brown, a través de una invitación que nos hizo el Concejal Ángel Akike, donde nos contó de la muy rica experiencia que venían haciendo los promotores de salud del municipio desde la gestión de Giustozzi, y nos pareció muy interesante por lo que nos pusimos en contacto con la Secretaría de Salud, y así terminamos en el trabajo que se está llevando adelante, que implicó todo un trabajo de campo; de visita a los centros de salud; entrevistas con las promotoras y con los vecinos.
Puntualmente estamos haciendo un seminario de capacitación, donde se trabaja la temática del derecho a la salud, desde la educación popular donde decimos que saben los especialistas y los funcionarios pero también saben los actores sociales y los militantes del territorio, que son los que día a día, con su contacto con la gente, ven la necesidades de la gente y trabajan para la prevención de la salud facilitando el acceso de las familias a la atención primaria.

¿Cuál es el eje del cambio de paradigma de la función del Ministerio?
El eje es que hay dos tipos de saber, como decía Paulo Freire, ese gran pedagogo brasilero. Nosotros nos criamos en una concepción de educación tradicional del emisor y del receptor, con la figura de la maestra inmaculada portadora del saber, y el alumno como una tabla rasa que debía ser llenada con contenidos. Nosotros planteamos que a parte del saber científico y académico, hay un saber popular, que es construido por el pueblo a partir de sus experiencias y que tiene que ser puesto en juego porque es un saber muy valioso que tiene que ser integrado con el saber académico, desde esa perspectiva es que nosotros incorporamos los testimonios de los protagonistas del territorio.

¿Tiene aplicación la educación social a aquellos oficios que han ido desapareciendo?
Nosotros venimos de un proceso de la década del ´90 donde el eje de acumulación era el sector financiero y un modelo de servicios y agro exportador, por ende todo lo industrializado, lo que tenía que ver con mano de obra especializada, no hacía falta, porque las manufacturas industrializadas se importaban.
En ese modelo de país no hacían falta técnicos ni instructores con oficio porque el trabajo con valor agregado venía de afuera. Eso nos llevó a que en un proceso de veinte años se perdieran mucha cantidad de oficios. Un ejemplo concreto es la confección de calzado. A partir del 2003, con la caída de la convertibilidad se redujo fuertemente la importación de calzados y se volvió a producir en industrias nacionales, pero lo que nos pasó es que entramos en un cuello de botella porque no había mano de obra suficiente para absorber la demanda ni zapateros que los repararan.
Nosotros trabajamos en eso, en la capacitación de oficios populares, lo que se fueron perdiendo y son más del saber del pueblo que de una formación profesional, que no se aprenden en una universidad ni en una escuela técnica, sino que se transmitían por la práctica y la transmisión de la experiencia.
Recibimos propuestas de organizaciones que nos hacen propuestas y vamos trabajando con iniciativas para volver a recuperar esos oficios.
En la provincia de Corrientes como ejemplo concreto, vamos a hacer un proyecto en una pequeña localidad de hilado y tejido con la rueca, que es un oficio tradicional que existía en la zona y casi se había perdido. Así como este hay multiplicidad de oficios como los especialistas en adoquinado de calles; todo lo que es tejido artesanal. Todos oficios que se habían perdido y estamos recuperando con convenios con los municipios; con organizaciones sociales; con sindicatos, para apoyar y financiar esos proyectos de formación de oficios.
Nosotros como ministerio financiamos el pago de honorarios a los capacitadores, que no tiene que poseer un título necesariamente, porque por ejemplo un zapatero lo que tiene es su saber popular que ha aprendido de su padre o de su maestro. Nosotros como ministerio le podemos pagar honorarios como capacitador. También le financiamos herramientas y los insumos para hacer todo el proceso de formación en el oficio.

¿También se financia a las personas que se capacitan para que puedan iniciarse en la actividad?
No desde nuestra área pero si hay otra área del ministerio con la cual articulamos, pero por ejemplo nosotros en proyectos de panadería financiamos las máquinas necesarias para brindar la capacitación que después les quedan y ya se puede iniciar con ellas un proyecto productivo. Si es necesaria más cantidad de herramientas, articulamos con otra área del ministerio que si se encargas de financiarlas de forma más amplia.

¿Qué resultado ha dado este tipo de acciones?
Es altamente positivo porque estamos en una etapa donde nuestro pueblo no nos reclama ya alimentos y chapas, hoy nos reclaman capacitación y trabajo, por lo que tenemos muchísima demanda. Teniendo en claro lo que dicen Cristina y Alicia (Kirchner) siempre, que la mejor asistencia social es el trabajo, porque nosotros no queremos que nuestros chicos se alimenten en un comedor sino que puedan comer en sus casa a partir del trabajo de sus padres, y para eso la formación en un oficio contribuye a que la gente pueda trabajar.

Hubo toda una generación de chicos nacidos en los ´90 que se criaron en el marco de que el estado proveía la comida y no el trabajo de sus padres.
Exactamente, inclusive el sistema educativo, mediante la Ley Federal de Educación, que acá en la Provincia aplicó Duhalde y Giannattasio, la escuela era lo que aplicaba el Banco Mundial, donde el eje de la escuela era la contención social, como un gran comedor y en segundo orden se aprendía algo. Un modelo donde la economía excluía del trabajo y la escuela contenía a partir de alimentos. En ese esquema estaban las manzaneras, que en su momento fueron importantes porque proveían contención, pero eran para un modelo que no estaba orientado a la formación y al trabajo. A la plena dignidad. Era un modelo clientelístico y asistencial que apuntaba a que la gente dependiera de un puntero y de quien le llevara ciertos recursos.
Un cambio muy importante que llevó adelante Cristina Kirchner fue la Asignación Universal por Hijo, porque cortó ese mecanismo porque no tenés que se amigo de un puntero para recibirlo, ahora cualquier pibe o cualquier compañera embarazada que no tenga trabajo puede cobrar un derecho, lo que tuvo un fuerte impacto en la educación y en la salud, donde se aumento la matriculación en las escuelas secundarias y los pibes cubiertos con la vacunación obligatoria.

 
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