10/12/12-.Muy buenas noches a todos y todas mis compatriotas, a
los que están aquí hoy colmando la plaza y las avenidas; a los que están en más
de 30 lugares similares en distintos puntos del país y a los 40 millones de
argentinos que conforman nuestro bendito país.
Yo quiero, a pocas horas de este nuevo 10 de
diciembre, de estos 29 años de la democracia, de este nuevo aniversario en el
Día Universal de los Derechos Humanos, quiero agradecerles a todos y cada uno
de ustedes que me permitan participar en esta verdadera movilización y fiesta
popular de alegría y de amor.
No saben lo que significa para una militante
política, que desde tan joven se incorporó a la militancia luego de ver tantas
cosas en nuestro país, también de conocer esa historia de desencuentros, de
odios, de enfrentamientos y confrontaciones inútiles y estériles que solo
servía como siempre a un puñado que aprovechaba luego de la desgracia y el
sufrimiento de miles de argentinos. No saben lo que significa poder hoy estar
frente a ustedes con alegría, con amor celebrando estos 29 años de democracia y
esta década ganada desde el 25 de mayo del año 2003.
Cuando miraba antes de venir aquí las imágenes de
esas caras de jóvenes, de ciudadanos y ciudadanas organizados o simplemente
viniendo con su familia, con sus banderas, con sus familias, donde no escucha
una sola palabra de odio ni agravio ni descalificación a nadie, donde solo se
escucha "viva la patria" y "viva el pueblo", no saben lo
que eso significa.
Y además, el honor de estar acompañado por hombres y
mujeres artistas, organizaciones de derechos humanos, nuestras Madres, nuestras
Abuelas, artistas comprometidos.
Yo siempre digo que ojalá siempre los que hubieran
hecho llorar al pueblo, hubieran sido solo los artistas, hubiéramos tenido una
historia mucho mejor. Pero la venimos cambiando, amigos, la venimos cambiando
fuerte, compañeros y compañeras, argentinos y argentinas, venimos cambiando una
historia de marchas y contramarchas.
Veíamos recién en ese corto que marcaba los hitos de
la democracia y este año hemos festejado los 100 años de la Ley Sáenz Peña,
aquella ley que otorgó el sufragio universal y secreto, para los hombres,
claro, para las mujeres tuvo que llegar Evita, pero bueno, 100 años de voto
popular, pero solo 29 años de democracia, menos de un tercio de nuestra
historia desde que los argentinos pueden votar lo hemos vivido en democracia.
Lo festejamos igual, pero esto nos debe llevarnos a una reflexión importante a
todos.
¿Qué pasó? Y ahí vemos la figura de Hipólito
Yrigoyen, el primer presidente popular, democrático y nacional de nuestra
historia. Vaya hoy nuestro homenaje a ese hombre y gran caudillo popular,
revolucionario.
A mí no me gusta hablar de la caída de Yrigoyen o de
Perón, porque parece que hubieran salido de la Casa de Gobierno y se hubieran
tropezado y se hubieran caído. No, fueron derrocamientos y destituciones las
que tuvieron los gobiernos populares del presidente Perón y del presidente
Yrigoyen.
Tal vez, esa destitución, ese derrocamiento del
presidente Yrigoyen marca y explica parte de lo que nos pasó. Esta plaza está
llena de jóvenes, tal vez, muchos no lo recuerden pero cuando fue derrocado por
un golpe militar Yrigoyen, la entonces Corte Suprema de Justicia de la Nación
declaró legítimo y legal los golpes militares. Ahí se inició la etapa más negra
de la historia argentina.
No tengan dudas, muy pocos aprenden o recuerdan, pero
fíjense que la historia no guarda ni nadie recuerda a esos oscuros personajes
que inauguraron una etapa negra de nuestra historia, que luego se repetiría en
1955 y que luego se volvería a repetir un 24 de marzo de 1976, inaugurando, tal
vez, la etapa más trágica de toda nuestra historia como Nación.
Pero aquí estamos, a 29 años de democracia y a 9 años
y medio de un gobierno que vino a ampliar derechos, que vino a garantizar que
en la Argentina no hubiera más impunidad, que vino a reconstruir las viejas
conquistas populares para nuestros trabajadores, luego de aquella caída, aquel
derrumbe moral, estructural, institucional y político del año 2001.
Yo quiero también hoy rendirle homenaje a él, como se
lo rendí al presidente Alfonsín en vida en esta misma Casa Rosada, cuando puse
el busto porque yo digo que a los hombres hay que honrarlos en la vida.
A él que con apenas el 22 por ciento hizo cosas que
si las hubiera dicho, nadie le hubiera creído.
Alguien dijo alguna vez que si hubiera dicho las
cosas pensaba hacer, no lo hubieran votado. Él si hubiera dicho las cosas que
tenía en su cabeza, tal vez no lo hubieran querido.
Por eso, él decía que la historia no se construye con
las palabras ni discursos, sino por las acciones, los hechos concretos y las
políticas que incluyen cambios y transformaciones.
Y allí fue con ese 22 por ciento y con la promesa de
no dejar sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno. Y vaya que la
cumplió, no solamente no dejó las convicciones, sino que además les entregó la
vida a todos y cada uno de los argentinos, porque se negaba a descansar, se
negaba a abandonar el trabajo, la militancia, la lucha permanente.
Yo, los primeros meses estaba enojada con él porque
me había abandonado, pero ahora siento que nunca me va a abandonar, porque está
en cada uno de ustedes, en cada una de esas banderas que levantan miles y miles
de jóvenes, en cada uno de esos artistas e intelectuales que nos acompañan,
está presente en los miles y miles de latinoamericanos que cuando voy a sus
países lo recuerdan con cariño y con afecto, con ese apenas 22 por ciento,
descolgar cuadros, impulsar las leyes de la impunidad. También construir una
nueva Corte de Justicia lo recuerda muy bien, lo recuerdo como si fuera hoy.
Nos habían amenazado con volver a dolarizar la economía y estábamos en Olivos
esperando que nos confirmaran que habían tomado esa decisión. Me acuerdo que
llegó un ministro y nos comentó que se había entrevistado con un magistrado de
la Corte y le había confirmado que estaba tomada la decisión de la
dolarización.
Y ahí nomás, sin pensarlo tomó la decisión de
hablarle al pueblo y contarle lo que estaba pasando, porque el se debía por
sobre todas las cosas en la voluntad y en el pueblo, porque son los únicos que
nunca traicionan. Por eso, habló al pueblo y habló al Parlamento y tuvimos una
nueva Corte.
Y yo quiero reivindicar también para él que podría
haber hecho lo que hicieron otros presidentes de la democracia, y que tenían el
derecho a hacerlo porque lo establece la Constitución. No estoy criticando a
nadie, pero él sabía y quería dar testimonio de que en realidad quería una
Justicia independiente porque en la democracia se habían venido renovando los
poderes como corresponde, se elige presidente cada 4 años, se eligen diputados
cada 2, se eligen senadores cada 3. Pero él sabía que había que renovar
profundamente ese poder que dictadura tras dictadura o gobierno tras gobierno
seguían formando parte de algún sector que se cree privilegiado por sobre el
resto de los ciudadanos o sobre el resto de los poderes.
Por eso, tomó la decisión, profunda, comprometida,
jugada como era él, de proponer un método para la selección de los magistrados
que estuviera sometido a la opinión pública, pero además, lo más importante
fue, que no llamó a ningún amigo, a ninguna de las personas que él propuso como
miembro de la Corte era amigo o conocido. Por el contrario, e inclusive le dio
lugar a algún opositor. Fue el único presidente de todas las democracias que
hizo eso.
Por eso, creo que es importante que hoy todos juntos
valoricemos esta democracia y demandemos también mayor profundización en la
democratización de los tres poderes del Estado. Es necesario que la
independencia sea no sólo en el poder político, sino también del poder económico
de las corporaciones.
Es imprescindible, la gente siente que hay bolsones,
que hay sectores que se siguen conduciendo con una lógica de no respeto a la
voluntad popular. Y no lo digo únicamente por la Ley de Medios, lo digo también
por esos ciudadanos, esas ciudadanas que por allí ven que magistrados o jueces
sin responsabilidad, dejan en libertad a personas que vuelven a delinquir, a
matar, o a violar. La gente está cansada de todo eso, quiere realmente una
Justicia que sirva al pueblo, que sienta que allí están sus responsabilidades,
que sea menos corporativa. Siempre se nos exige a nosotros los políticos,
seamos del Poder Ejecutivo o del Poder Legislativo, comportamientos o conductas
que deben tener decoro, ciudadanos de decoro democrático. Nosotros también
exigimos para todos los poderes del Estado la misma conducta y comportamiento
de decoro republicano, independencia y respeto a la voluntad popular, a la
voluntad del Parlamento. Porque si no se tiene respeto a la voluntad del
Parlamento donde está representada la esencia de la democracia, en esa Cámara
de Diputados donde se representa al pueblo, en esa Cámara de Senadores donde
están representadas las 23 provincias argentinas y la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, si no se respetan las leyes que legalmente emanan de allí, de qué
democracia estamos hablando.
Yo quiero una democracia plena y profunda
comprometida, sin privilegios. Porque los sectores minoritarios, y estoy
hablando de las minorías políticas, no estoy hablando de las minorías
culturales, estoy hablando de ese poder económico minoritario, ultraminoritario
y concentrado, que en una etapa se sirvieron de los militares. Por eso tenemos
solamente 29 años de democracia, porque vamos a decirlo con todas la letras: no
eran golpes militares, eran golpes cívico-militares. Hay que decirlo de una
buena vez por todas.
Esto no significa exculpar a quienes cometieron
atrocidades, pero significa también que esas Fuerzas Armadas tomen conciencia
de cómo fueron utilizadas por grupos minoritarios para luego lavarse las manos.
Es importante esta comprensión de la historia para no equivocarnos y también
superar antinomias y divisiones.
Luego, el otro día cuando veía la película de él,
cuando hablaba, creo que entre un grupo de intelectuales de Carta Abierta, y hablaba
de que primero tenían los fierros, los fierros de los tanques, de las Fuerzas
Armadas y cuando esto se acabó, tenían los fierros mediáticos, creo que
utilizaron esa palabra, se refería precisamente al hecho que había y lo
escuchábamos recién al presidente Alfonsín, víctima también de esos fierros
mediáticos, víctima también de esos intentos de golpe militar donde el
peronismo estuvo al lado de él como debía estarlo, porque sabíamos que éramos
las principales víctimas.
Era común escuchar que con 4 tapas de un determinado
diario se tumbaban los gobiernos. Eso pasaba y era cierto, los políticos les
tenían miedo, algunos todavía le temen.
Les hemos demostrado también que este gobierno que
empezó con el 22 por ciento de los votos, que en mi campaña del 2007 sufrimos
durante el año o meses, los más feroces ataques mediáticos; pudimos ganar con
el 46 por ciento y les volvimos a demostrar en el año 2011, después de 8 años y
medio de gobierno y de 365 tapas de diario en contra, que teníamos también
nuestro proyecto de gobierno, la voluntad popular.
Fuimos creciendo porque fueron creciendo nuestras
políticas, porque no tuvimos miedo, porque sabemos que los desafíos de
construir la democracia se hace todos los días. No fueron los únicos intentos.
Yo me voy a permitir agregar que cuando a algunos les
fallan los fierros mediáticos intentan construir fierros judiciales para poder
tumbar a cualquier gobierno. Sé que hay alguien que anda diciendo por ahí de
que con 4 fallos se cae el gobierno.
Yo quiero decirles a todos, a todos los argentinos,
con las cosas que nos han tocado vivir a todos en estos años, lo que nos ha
tocado vivir a nuestra fuerza político, nuestro proyecto político, lo que me ha
tocado vivir en términos personales, yo quiero darle certeza al pueblo argentino
que nosotros somos como la cigarra, no la de la fábula de Esopo, porque no
somos una fábula y porque además no somos una cigarra haragana, trabajamos
todos los días todos los días. Nosotros somos como la cigarra de María Elena
Walsh, esa que la mataron mil veces y mil veces sobrevivimos y nos levantamos
de nuestras propias cenizas como lo hizo el pueblo argentino una y mil veces
más, apoyados en nuestras convicciones, apoyados en nuestras realizaciones.
Por eso, porque somos como esa cigarra, que mil veces
la mataron y mil veces renació y que como ella no insultamos ni agraviamos ni
descalificamos, cantamos con alegría y con amor a la vida y a las
realizaciones.
Por eso estamos en este día festejando la
diversidad, la pluralidad, la democracia, con la certeza que en estas convicciones, que él
nos dejó en la Casa de Gobierno, que también eran las convicciones de una
generación diezmada, que fue la que debió haber ocupado ese lugar en la
historia, son las convicciones que nos han hecho fuertes, son las convicciones
que nos han permitido generar millones de puestos de trabajo, las convicciones
que nos permitieron duplicar la clase media, las convicciones que nos
permitieron volver a levantar las convenciones colectivas de trabajo para los
millones y millones de trabajadores, las convicciones que nos permitieron
finalmente que estas mujeres, que esperaron más de 20 años, tengan justicia.
¡Cómo no vamos a esperar nosotros unos días o unos
meses si ellas esperaron por sus hijos años en demanda de justicia, de memoria
y de verdad!
Ellas son el ejemplo y nosotros, todos nosotros, no
sólo los que conformamos esta fuerza política, este proyecto político. Yo
invito a todos los argentinos, no a que piensen como piensan ellas o como
pienso yo, sino a que tengan el mismo comportamiento y la misma conducta, que
es otra cosa, porque las ideas no se pueden defender con insultos, agravios,
descalificaciones, prepotencia o presionando, al contrario, si las convicciones
son verdaderas, si son profundas, si responden a los intereses populares,
tenemos que tener la inteligencia, la serenidad, la perseverancia y saber que
vamos a tener y seguir teniendo una y mil provocaciones. Quiero que sepan los
40 millones de argentinos que esta Presidenta tiene una inmensa
responsabilidad, la de llevar a buen puerto este barco que es la Argentina,
este barco que lo hundieron en el 2001, que reconstruimos pedazo a pedazo, que
es atacado desde afuera por algunos griessas y de adentro también por otros
griessas y otras compañías, pero quiero que tengan la certeza, como lo hago
todos los días, donde me tengo que ocupar de que las cosas sigan en la buena
marcha, es muy difícil ser presidenta de un país, de cualquier país, pero yo
les aseguro, luego de recorrer muchos lugares que ser presidenta de la
República Argentina cuesta un poquitito más que en otras partes.
No tengan duda, yo tengo toda la fuerza que me dan
ustedes, yo solo aflojo si ustedes aflojan.
Por eso me voy a seguir ocupando de todos, atajando
penales como atajo penales todos los días, goles en contra, penales, fauls,
¿así se dice? Fules, que te ponen la pata, que te dan un codazo, que se
regocijan algunos...Es increíble leerlo y escucharlo en algunos medios o en
letras de molde que se regocijen cuando un juez de un país extraño quiere frustrar
uno de los mayores logros que ha tenido, no mi gobierno ni el de Néstor, sino
la Argentina, si la deuda no es mía ni de él, es de los 40 millones de
argentinos, que tuvimos que reestructurar.
Es increíble que algunos se regocijen por ese hecho
casi vandálico cometido contra nuestra Fragata Libertad, casi similar a que si
hubieran tomado una embajada.
¡Cómo pueden ponerse del lado, ya ni siquiera del de
afuera, sino en contra de los más elementales principios de justicia y de
equidad! Podemos tener ideas diferentes, pero no les hemos hecho absolutamente
nada; al contrario, muchos de ellos, esos núcleos concentrados que estaban
fundidos casi, o no porque a lo mejor habían podido sacar su plata afuera, han
seguido creciendo y ganando como nunca.
Por eso cuando el otro día en Brasil, y para
terminar, con mi querida compañera y amiga, la presidenta Dilma Rousseff..., se
lo merece, un fuerte aplauso para esa mujer que sufrió en su juventud cárcel y
tortura y hoy conduce con dignidad, capacidad y orgullo una de las primeras
economías del mundo y es nuestro principal socio en esta política de Estado que
es el MERCOSUR. Antes de ir a entrevistarme con ella leía un resumen de las
noticias de los diarios del día viernes que, por supuesto, obviamente, yo
estaba en Brasil no había leído, y leía que un juez, no importa el apellido,
decía que la Asignación Universal por Hijo estaba mal, que estaban mal las
jubilaciones que habían entrado de aquellos que no habían podido totalizar los
aportes, porque se perjudicaba a los jubilados.
¡Pero en qué país vive ese juez! Si hasta que
llegamos nosotros nadie les había aumentado un mango a los jubilados durante
décadas. ¿Dónde vivían, dónde viven, dónde estaban uando las jubilaciones
estaban congeladas, cuando había 25 por ciento de desempleo? ¿Dónde estaban
cuando millones de viejos no podían jubilarse porque les habían robado los
aportes que les habían descontado y no podían tener una jubilación? No estaban
allí para defender los derechos de nadie, al contrario.
Por eso quiero decirles que en realidad pareciera que
las cosas fueron contra el gobierno o contra esta Presidenta, pero en realidad
no es que vienen por este gobierno ni por esta Presidenta, son por las
conquistas sociales, son por los 3 millones y medio de chicos con Asignación
Universal por Hijo que ya no permite que sus padres sean explotados, que tienen
que pagarles un mejor salario, en negro aunque sea, pero mejor salario.
Dios nos libre de gente que piense de esa manera y
Dios nos libre de hombres y mujeres que puedan firmar sentencias y que tengan
estos pensamientos en la cabeza. ¡Pobres argentinos!
Por eso les digo que es necesario profundizar esta
democracia. Y también, desde esta plaza, quiero pedirle a Dios por un querido
amigo y compañero que ayudó a la Argentina cuando nadie la ayudaba, que le
tendió una mano generosa. Yo pido que todos le pidamos a Dios y el que no le
pida a quien quiera, que le devuelva la salud al querido presidente Hugo Chávez
de la República Bolivariana de Venezuela.
Querido Hugo: acá estamos los argentinos de buena fe
deseándote una pronta mejoría.
Y pedirle también a Dios que me dé fuerzas, que me
ayude, que nos ayude a todos a ser un poco mejores todos los días, que nos dé a
todos serenidad, templanza, confianza en nosotros mismos, que no bajemos los
brazos, que no nos desanimemos, que pensemos en él que se mantuvo erguido
siempre, sin cálculos, sin pensar qué podía pasarle.
Finalmente mis queridos compatriotas, una vez más lo
que es imprescindible para tener no solamente 29 años de democracia, sino 100,
200 o 300, es la unidad popular, la unidad del pueblo, de los trabajadores, de
los científicos, de los intelectuales, de los artistas, de los estudiantes, de
los profesionales, de los agricultores, de los campesinos, de los productores,
de los empresarios, esta unidad nacional imprescindible para seguir creciendo y
pedirle a Dios que bendiga a todos ustedes, a nuestro pueblo y a nuestra Nación
para seguir construyendo más democracia, más diversidad, más pluralidad, más
derechos humanos, más derechos sociales, más Argentina, más patria porque una
vez más lo decimos: hemos vuelto a tener patria, argentinos, algo que nos
habían arrebatado y la hemos construido entre todos, con el esfuerzo de todos y
de todas.
Gracias y feliz Día de los Derechos Humanos y 29
aniversario de nuestra querida democracia argentina.
¡Qué Dios los bendiga a ustedes y a la República
Argentina!